El Ascua Aplastada
Un oscuro portal del Caos se había abierto en los alrededores de Nagashizaar y aunque Nagash no estaba en el mundo de forma temporal, Arkhan el Negro sintió una presencia llena de un poder demoledor. Tenía que cuidar la patria que Nagash le había dejado en custodia y debía actuar con rapidez.
Aun estando a varias millas de distancia del foco del Caos, Arkhan sabía con exactitud milimétrica la posición del mal que amenazaba la capital de la Muerte. Atanasio, uno de los líderes Vampiro más férreos y despiadados, sólo superado por Mannfred en crueldad, fue llamado y enviado a limpiar ese portal Caótico.
Pocos Vampiros eran poseedores de un Dragón Zombi, pero Atanasio había logrado hacerse con el Dragón Zombi del propio Zacarías “el Eterno”, tras la lucha contra Melkior y ahora lo acompañaba a todos lados. Entre las escamas del Dragón había un colgante que estaba pegado con un material viscoso de color negro que lo ocultada. Cuando Atanasio logró despegarlo y se lo puso, pudo sentir como se volvía etéreo junto con el propio Dragón.
Atanasio partió con un pequeño ejército de élite para enfrentarse al Caos, seguido por Grimghast Reapers y la Guardia Tumularia de Nagash. Cuando divisaron el portal del Caos y vieron como aquellas criaturas emanaban de su interior, sabían que no tenían tiempo que perder. Un Guardian of Souls lideró a los Grimghast Reapers mientras que un oscuro Nigromante dirigía a la Guardia Tumularia.
Aquellos Demonios de apagados colores rojos eran sin duda seguidores de Khorne que trataban de atacar Nagashizaar y ganarse así el favor de su Dios, pero no esperaban ser detectados con tanta antelación. Se prepararon para que el derramamiento de sangre fuera suficiente para complacer a su Dios.
Atanasio voló en su Dragón contra dos Devoradores de Almas. Trató de ensartar al primero con su Lanza, pero éste la esquivó y lanzo un ataque con su arma. Atanasio terminó de ponerse el Amuleto Etéreo cuando el ataque del Devorador lo atravesó sin causarle daño alguno. A continuación se quitó la reliquia y ensartó al Devorador que no sobrevivió al mordisco en el cuello que le propició el Dragón, haciéndolo caer al suelo desde la altura.
Al otro Devorador se le unió otro que salió del portal mientras que el Nigromante que los acompañaba terminaba de sellarlo, con la Guardia Tumularia protegiéndolo. Atanasio cargó contra uno de ellos, pero fue esquivado y una de las mazas de pinchos impactó una de las alas del Dragón haciéndolo perder momentáneamente el equilibrio.
El Dragón bramó un terrible chillido y lanzó una nube venenosa contra uno de los Demonios, desorientándolo y asfixiándolo una vez tragaba el vapor del aliento del Dragón. El otro Devorador de Almas se lanzó al ataque, pero una maza de pinchos le impactó en la cabeza y lo mató. El Nigromante había resucitado a su compañero para alzarlo de nuevo.
Nagashizaar continuaría a salvo por el momento…
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