Este blog está dedicado a Warhammer Age of Sigmar principalmente, con algunos toques y comentarios sobre 40K. Aquí relataré las partidas que voy jugando y os dejaré algunos artículos sobre unidades, ejércitos, etc.

sábado, 29 de febrero de 2020

El Comercio es lo Primero (relato)

Un Aviso Inesperado

La radio no paraba de mandar avisos una y otra vez. Mensajes de ayuda de la misma localización que urgían la intervención de algún pueblo hermano para defenderlos de los Demonios de Khorne. Por desgracia, nuestra emisión de radio estaba inoperativa debido a una gran tormenta reciente y por lo tanto no podíamos avisarles de que íbamos de camino.

Los mensajes era aterradores, ¿cómo iba a estar en peligro la fortaleza de Ulgar-tir? Una montaña imposible de escalar debido a su forma y resbaladiza piedra, tallada por mineros Duardian proporcionaba una defensa casi perfecta, propiciando que los ataques sólo pudieran llegar desde un arco de unos 180º por el frente. Además, una doble muralla de varios metros de ancho protegía la entrada a la ciudad y a las minas, de donde se extraían valiosos materiales que luego se vendían a otros pueblos.

- Admiral Corazón de Aether, las comunicaciones se han detenido. Todavía estamos intentando arreglar la radio y no sabemos si las emisiones han cesado por avería de nuestros sistemas o porque han caído.

La situación era preocupante, pero no podíamos hacer nada. Las turbinas iban a toda potencia y estábamos a poco más de una hora de viaje. Tenían que resistir un poco más No podíamos permitirnos perder una ciudad minera tan importante como Ulgar-tir, aliados nuestros desde hace eones y que nos proporcionaban aether-oro sólido extraído de sus minas más profundas. Tres embarcaciones de carga fueran enviadas a recolectar el aether-oro y no íbamos a dejar que fueran destruidas, ni nuestros bienes saqueados por los Demonios.

La Defensa

La muralla exterior de Ulgar-tir parecía haber sido aplastada por un enjambre de mil gigantes. Apenas había almenas en pie y había tres accesos del ancho de cuatro Grandes Inmundicias a lo largo del muro. La segunda muralla todavía aguantaba gracias a las incrustaciones rúnicas grabadas piedra por piedra por Sacerdotes de Sigmar a cambio de ciertos acuerdos comerciales.

Cientos de Desangradores intentaban trepar los muros como si fueran hormigas rojas trepando un árbol en busca de alimento. Los cañones del caos seguían sonando y lanza pesadas bolas de hierro, impulsadas por pólvora y magia del caos, debilitando las murallas Duardian. Las primeras torres de asedio forjadas por los Enanos del Caos comenzaron a entrar por las grietas y a posar sus pasarelas sobre las almenas.

Una ráfaga de pólvora de una unidad de Atronadores lanzó a los demonios por los aires, apilando los restos en medio de la pasarela y esparciendo el resto al otro lado del muro. Más vísceras, sangre y huesos rotos siguieron saltando por los aires mientras otros demonios ocupaban el lugar de los caídos.

Poco a poco el cansancio comenzó a hacer mella, y a pesar de turnarse para combatir y defender, los incansabes Duardin comenzaron a desfallecer en la defensa, provocando que los primeros Desangradores penetraran las filas de escudos de los Barbaslargas y produjeran confusión entre las filas defensoras. Pero no todo estaba perdido. Los refuerzos estaban de camino.

A la Desesperada

Con casi cien metros de largo, El Ironclad del Admiral Corazón de Aether era la nave Kharadron más mortífera jamás creada. Hicieron falta más de una veintena de Endrinmasters para supervisar los trabajos de construcción y que nada fallara. Debido a sus grandes proporciones, su consumo de Aether-oro era elevado, por lo que sólo se usaba en ocasiones especiales, como la de defender una ciudad mercante, incluso aunque estuviera en tierra. Armado con doce cañones y una veintena de carabinas en cada lado, además de un arsenal de bombas y cohetes, su potencia de fuego no tenía rival.

Un Bloodthrister miró al cielo y vio a la nave salir de entre la espesura de las nubes. Alzó el vuelo para interceptar al Ironclad, pero pudo ver como unas compuertas se abrían en el casco, dejando a la vista los cañones que lo derribaron de la primera andanada. Otros dos Bloodthristers alzaron también el vuelo sólo para terminar de la misma manera.

Las carabinas tiroaétereo comenzaron a descargar sus disparos hacia el suelo y las bombas cayeron produciendo explosiones y destruyendo el tejido de los demonios. Los cañones volvieron a hacer fuego y dos de las torres de asedio terminaron hechas astillas. Las otras que estaban posadas en las murallas no tardaron en sufrir el mismo destino. Los cañones del caos recibieron una lluvia de disparos quedando inservibles.

Pocos tardaron los Demonios de Khorne en comenzar a retirarse cuando su objetivo era ya inalcanzable y los Atronadores comenzaron a hostigarlos desde lo alto de las murallas mientras corrían en dirección opuesta a los muros.

La recompensa de haber defendido una ciudad aliada fue lograr unos acuerdos comerciales más suculentos, en detrimento de otros acuerdos que tenían con otros pueblos que sufrirían retrasos.

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